Trastornos bucodentales: ¿Por qué los niños se chupan el dedo?

La manía que desarrollan los niños de succionarse o chuparse el dedo, se desarrolla en los primeros meses de vida, se cubre mediante la lactancia materna y en ocasiones con el chupete. En ocasiones, este reflejo, termina en una costumbre diaria, que puede ser perjudicial para el niño cuando supere los 4 años de edad.

Algunos factores, como trastornos emocionales del niño, deseos de llamar la atención, o un gran cambio como el inicio del colegio, pueden ser situaciones difíciles de afrontar para ellos, por lo que buscan consuelo y alivio chupándose el dedo.

La repercusión de chuparse el dedo en los dientes del niño

Los trastornos bucodentales cuando el pequeño se chupa el dedo, dependen en gran medida de la intensidad, la frecuencia, posición y duración del hábito de succión. Si la frecuencia es escasa, o nuestro hijo abandona el hábito antes de los 3 años de edad, puede ser que no se produzca ningún tipo de alteración dental; pero si ocurre todo lo contrario, puede dar lugar a una serie de alteraciones bucales.

Todo depende de la forma en que el niño se chupe el dedo: la yema del pulgar se apoya sobre la zona del paladar posterior a los incisivos superiores, mientras que la parte de la uña se apoya sobre los incisivos inferiores. Los efectos de esto darán lugar a distintas alteraciones dentales, que pueden ser: 

    • Paladar ojival: debido al empuje que produce el niño con el dedo hacia arriba, el paladar se amolda a la forma de este, haciéndolo cada vez más convexo.
    • Falta del desarrollo del maxilar superior o hipoplasia: la forma que toma la lengua en relación al maxilar por la presencia del dedo, hace que este no se desarrolle al mismo ritmo que el tejido óseo de la cara.
    • Cambio de orientación de las arcadas dentales: se produce un desplazamiento  hacia delante de la superior y hacia atrás de la inferior.
    • Maloclusión dental: debido a la falta de contacto entre los incisivos superiores e inferiores al morder, la mordida queda abierta (o anterior).
    • Alteración del habla: Por la complicada situación y desarrollo de los dientes, la lengua y el paladar — elementos que intervienen en la fonación—, la pronunciación de determinados fonemas puede verse afectada, así como el ceceo y el seseo. 

¿Como se puede evitar que mi hijo se chupe el dedo?

Como hemos dicho anteriormente, lo recomendable es que el niño abandone este hábito, así como el uso del chupete antes de los 3 años. Pero en algunos casos, este desprendimiento del dedo/chupete, se prolonga, por lo que es necesario recurrir a algunos métodos que ahora enumeramos: 

  • Incentivo positivo: recuerda, es más conveniente sustituir un mal hábito por otro bueno, que llevar a cabo castigos y prohibiciones. Una buena idea es leerles libros que incentiven y motiven esta conducta, en el mercado hay múltiples editoriales que fomentan los cambios que afrontan los niños, como es la retirada del pañal o el chupete. 
  • Marcar un calendario: de esta forma adoptamos una actitud positiva donde señalaremos los momentos o partes del día en el que el niño no se ha chupado el dedo. Esta forma de actuar reforzará su autoestima y confianza para conseguirlo. Progresivamente conseguiremos que el niño abandone su hábito.
  • Aparatos de ortodoncia: esta opción más interventiva se usará solo en casos en los que se haya producido una alteración bucal. Pueden ser fijos o removibles, y utilizar uno u otro, dependerá de las alteraciones bucodentales que se hayan generado.

Este proceso puede ser lento y tedioso para algunos padres. Lo fundamental es no desesperar y educar al niño para que quiera dejar de chupar el dedo de una forma autónoma y voluntaria. Recordad, lo importante no es el aparato, sino el deseo de erradicar el hábito, por lo que el niño siempre necesitará estímulos positivos de reforzamiento tanto por parte de los padres como por parte del dentista.

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